Esta es la mejor forma de corregir los signos de la edad desde el principio. Además, tiene beneficios importantes porque la relajación muscular que provoca el Bio-Botox previene la aparición de nuevas  arrugas y líneas de expresión, y evita que las ya existentes se vuelvan más profundas. 

Se usa fundamentalmente para tratar las arrugas del entrecejo, las patas de gallo y las arrugas de la frente. En un máximo de dos semanas podrás ver los resultados definitivos. No obstante, se trata de un proceso gradual que empieza el mismo día del tratamiento.

Los efectos del Bio-Botox suelen durar entre 2 y 3 meses, aunque depende de las circunstancias y del estilo de vida que lleve cada persona. Normalmente, cuanto más sesiones realices del tratamiento más tiempo se alargan sus resultados. La musculatura de nuestro rostro va perdiendo fuerza, y el efecto es más duradero.

El efecto del tratamiento se desvanece de manera paulatina, casi no se aprecia. No te preocupes, porque sus efectos no desaparecen de un día para otro, sin más. 

Es muy aconsejable combinarlo con otros tratamientos que mejoren la calidad de la piel y su tersura. La radiofrecuencia o el ácido hialurónico son tratamientos ideales para combinar con el Bio-Botox y conseguir resultados óptimos. No es que el Bio-Botox no sea efectivo, por sí mismo ya consigue muy buenos resultados en el tratamiento de arrugas de expresión, pero siempre es bueno reforzar. Te ponemos un ejemplo: el Bio-Botox se aplica principalmente en el tercio superior de la cara y en esa misma zona, además, puede potenciarse el resultado de la toxina con ácido hialurónico, mesoterapia con vitaminas, radiofrecuencia, Hifu…

El objetivo de este tratamiento de rejuvenecimiento facial es dar una apariencia de rostro despejado y relajado de manera natural.